Parece terrible, pero es un tónico revitalizante tradicional de China y de Corea. Lo hacen poniendo pequeñas ratitas dentro de una botella para luego cubrirlas con vino de arroz y dejar fermentar.
Quienes lo prueban dicen que es una dosis de energía sin igual, aunque lo bastante exótico para no sentirse incómodo al probarlo.
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